Tomé la decisión de disponerme a rechazar todo sentimiento amoroso que alguien pudiese entregarme, además de obligarme a permanecer fría ante cualquier demostración de interés, ya que muy bien sabía que detrás de esas fuertes barreras que creé frente a la sociedad, escondía años de lágrimas y de debilidad que de alguna u otra manera debía encerrar, tomando en cuenta que hasta el día de hoy sigo sin poder dejarlos atrás.
Esto se trata de mucho más que sólo amor, relaciones y afecto. Se trata de cómo mi tolerancia ha sido aplastada y el rencor se ha apoderado de mi corazón, dejando de lado muchos de los sentimientos que entregué y que nunca nadie supo valorar.
No se trata de un bloqueo o de una muestra de rendimiento, se trata de querer crecer y por fin entender que no necesito a alguien a mi lado.
Ahora es cuando entra en la historia esa persona que enamorándome fue dejando una colección de recuerdos que aún estando en una balanza, jamás lograría saber si llamarlos buenos o malos, pero permanentes y que estoy segura que por más que lo intente, jamás podré olvidar.
Él es uno de esos recuerdos que por muchos malos momentos que hayan pasado, siempre querrás recordar y aunque el futuro te muestre mejores, para ti no hay otra historia que sea tan buena o mejor que esa.
Él es mi historia favorita, la mejor de todas, la que encaja perfecto conmigo y la que podría leer todas las noches antes de dormir. Él siempre será el mejor y único primer amor.
Después de todo es una historia y apesar de que la leas infinitas veces, siempre tendrá un final el cual, lamentablemente no podrás cambiar.
Muchas veces intenté luchar desprotegida pero sabía que saldría herida, así que volvía a esconderme tras mis frías paredes de hielo.
Cuando te encierras en tus pensamientos, te haces cada vez más exigente y mucho más perfeccionista, lo cual sólo refuerza esos enormes muros que cada vez te bloquean más. Sientes que no existe nadie que logre destruir esa barrera y que no hay cariño suficientemente cálido como para descongelar mis sentimientos.
Cuando creí que el tiempo ya estaba a mi favor y que por fin tenía la fuerza para mostrarme frágil ante el mundo, me di cuenta de que sigo teniendo miedo y que por más que finja estar bien, las sonrisas no son suficientes para tapar lo que siento. No puedo fingir ser algo que no soy, no puedo fingir tener algo que no poseo. No tengo valor y sigo estancada en mi pasado.
Comienzo a entender que no se trata del futuro, sino de dejar ir el pasado, el cual mantiene sus ganas de quedarse a mi lado.
"La culpa no es de nadie sino mía, es el camino que he elegido seguir."
-Marshall Bruce Mathers.
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