jueves, 31 de julio de 2014

Química:

Aprendí lo que era cuando toqué tu piel.
Aprendí también a mirar esas cosas pequeñas que no encontramos a simple vista.
Entendí que se puede disfrutar de lo sublime, así como de aquellas cosas simples.
Que si hablamos de vicios, el mejor lo encuentro en tus manos, tu mirada y tus labios.
Que la vida se trata de vivirla al máximo y que saborear es un placer.
Descubrí que el silencio también tiene belleza y que con 4,6 kilómetros de distancia puedo sentirte cerca.

Contigo quiero noches de jazz, café y cigarrillos.
Hacerte el amor muy lento y sencillo.

martes, 10 de septiembre de 2013

El mismo cielo

¿Cuántas veces no se han roto mis alas e incluso no he dejado de volar?
Se lo debo a este cielo, que aunque lejano, es la razón por la que vuelo.
Tal vez el viento desvió mi recorrido y en algún punto olvidé cuál era mi destino pero hoy la vida ha retomado su rumbo y me ha hecho entender que el amanecer que acontece cada mañana es eso que quiero a mi lado por el resto de los días.
¿Cómo alcanzar un cielo tan lejano?
Hace mucho que dejé de volar en la misma dirección, pero sin duda, jamás dejé de volar; aún conservo conmigo ese fresco aroma del viento que hacía soplar mis mejillas.
Extraño ese cielo y de sus penumbras anhelo ver las estrellas que se reflejaban a su espalda.
Extraño esa galaxia que se construía en su mirada y la brisa cálida, sonido de sus palabras.
Ese roce entre las nubes, dulce toque de sus manos. Y la luna... Mi fiel compañía nocturna.
Alzo mi mirada y veo el cielo, y susurro con la esperanza de que algún día me permita volver a volar entre sus nubes.

sábado, 25 de mayo de 2013

Recopilación: Escritos a tu nombre

1

Me prohibiste enamorarme y ahora yo juego a ilusionarme.
Prometimos jugar y tomarlo como un pasatiempo casual. Conversaciones efímeras y algunos "te quiero" que rellenan espacios vacíos.
Intento jugar sin hacer trampa, sin soñarte, sin suspiros al mirar tus fotos y sin sonrisas que se escapan tras algunas de tus palabras.
Juego a engañar mis sentimientos y obligarlos a ocultar que te quiero mucho más de lo que crees. Me engaño y te engaño, haciéndote creer que puedo seguir este juego en el que debo cumplir con mantenerme distante en sentimiento.
Tengo miedo de perder y darme por vencida, por saber que lo que siento es más grande de lo que puedo callar. Tengo miedo de perderte y alejarte, porque disfruto cada segundo que este juego a durado; sintiéndote cerca, como nunca lo había hecho.

Tu juego no es mi juego, es mi delirio y mi tortura. Es lo que anhelo, tengo pero no me pertenece. Es intentar mantener el agua en mis manos aún sabiendo que correrá entre mis dedos. Es desearte con el alma y saber que nunca serás mío. 

2

¿En cuál abrazo se perdió el calor? 
¿En cuál latido se perdió el amor? 
¿En cuál suspiro se perdió la esperanza?
¿En qué momento te perdiste tú?

3

Hola, extraño.
Hoy he venido a amarte sin conocerte,
y conociéndote sé que lo encuentras una ironía;
no más que una simple tontería.
Vine a escribir cartas que no enviaré
y notas que jamás encontrarás entre las páginas de tus libros.

Extraño, hoy te extraño y es extraño que te extrañe porque nunca te he tenido.
He soñado con tu ausencia y tu presencia,
e intento comprender cómo es que ambas me dejan la misma esencia.

Extraño, ¿me recuerdas o ya me guardaste en los rincones del olvido?
Yo aún no olvido ni suspiro,
estoy inerte y sigo sin tenerte.
Pasa el tiempo y te conozco,
tanto que lo extraño ya es costumbre y el recuerdo no me aburre.

Extraño, te he soñado una vez más y comprendí que tras tus besos el pasado no se irá.

4

Me enamoré de la idea de un amor imposible, de este amor sujeto a fantasías, cómplices de mis deseos.
Es un amor apasionadamente irreal, con ínfulas de ágape. Despreocupado por ser recíproco. Soñador y creador de imposibles e imposibilidades. 
Masoquista empedernido, enamorado de ese amor-odio y de tu ausencia, del eterno vacío y del último adiós.
Es un yo siendo nosotros sin un tú.
Lleno de deseos de espiarte y verte siendo feliz a la distancia, porque este amor es así, sin posesiones, sin cadenas; dedicado a esconderse de la realidad para seguir sintiéndote mío aunque no lo seas.
Envidioso del aire que respiras, anhelando rozar tus labios tan sólo una vez más.

Desde entonces eres mi amor imposible, mi amor escondido, mi grito en el silencio, mi fantasía favorita.

5

"Si vas a sufrir por alguien, que sea por mí", dijiste una vez. Desde entonces no has dejado de doler.

domingo, 28 de abril de 2013

Viajes a la luna

Dejé de viajar a la luna cuando tu recuerdo se llenó de olvido.
Ahora el viento me pregunta por tus besos.
¿Pero qué debo decirle?
A veces creo que es mejor mentirle y no decirle que te has ido.
Otras tantas me gana la fragilidad y me quiebro.
Y confieso que un día empezaste a caminar en un sentido opuesto
y desde entonces no has parado.
No has volteado a ver atrás, yo no he dejado de mirarte.
La luna me mira desconsolada, ¿pero qué puede hacer?
Nada me ilumina tanto como lo hacía tu querer.
Acabo por hundirme entre sollozos y unos tantos suspiros.
Preguntas y dudas que me ahogan y alguno que otro buen recuerdo que me salva.
En segundos me vuelvo vulnerable y de nuevo me embriago en tu aroma.
Tu rostro parece retratarse en cada cara que veo en la calle.
Tal vez porque muero de ganas de encontrarte.
Asumo que no volverás y yo enloquezco entre mi impaciencia.
Tal vez la luna deje de esperarme y quizás yo deje de soñarte,
pero mi corazón, lleno de tinta,
seguirá con ganas de quererte con cada una de sus letras.

Bitácora de un romance

25 de Agosto de 2012.

Noche fría, buenos planes pero sin expectativas. Allí estaban existiendo dos personas que ignoraban su estadía en el mismo lugar. Conversaciones banales, cigarrillos, licor y música de fondo. Un mundo que no paraba de girar y un universo construyéndose entre sus miradas. El big bang fue ese beso que ambos recuerdan todavía con perfectos detalles.

26 de Agosto de 2012.

6:00 am. Acostados en el suelo, rozando sus narices, admirándose cuales obras de arte. Él confesó encontrar la belleza en los ojos de aquella chica, mientras que se preguntaba si alguna vez esa poetiza lastimada por el paso de los años escribiría prosas y versos con su nombre.
8:00 am. El adiós, un último beso, una última mirada y el comienzo de una galaxia separándose en la distancia.

Irónicamente, esa despedida se convirtió en el prefacio de su historia.

Con el pasar del tiempo, conversaciones, noches, llamadas, preguntas, risas, besos, abrazos, formaron la amistad y la unión que hace mucho ninguno de los dos tenía. Se querían locamente. Fue calma a medio alboroto, como si el mundo comenzara a girar más lento sólo para adaptarse a sus pasos.

¿Cuánto  les duraría esto? ¿Realmente sería real?

Ella jamás dejó de sentir miedo, su pasado a veces se tornaba borroso pero jamás desaparecía.

Hora tras hora, noche tras noche, día tras día, mes tras mes. Recorrieron cada librería de esa ciudad y el café muchas veces fue partícipe de sus conversaciones. Parques, césped, largos viajes en tren. Sus vidas se habían convertido en una aventura. Recorrían kilómetros para verse diariamente.

12 de Diciembre del 2012.

Fue quizás, la primera vez en la que se vieron plenamente como lo que eran; dos seres humanos indefensos que intentaban amarse con lo poco que tenían. Susurros, miradas y suaves respirares fueron los diálogos de aquel momento.

Se amaron por primera vez.

Ella amaba la manera en la que se querían, sus torpezas, sus risas sin sentido, su mutuo amor por la música y los buenos libros. Aunque odiaba la forma en la que él jamás podía besarla o abrazarla sin ensuciar sus lentes o despeinarla, su orgullo y sus impulsos, pero de alguna manera, ella aprendió a quererlo así como era.

Ella con su malhumor y él con su orgullo. Comenzó a convertirse en un campo de batalla en el que cada uno luchaba por defender su posición. Ella sabía que él con su orgullo se volvía ciego y sus sentimientos eran demasiado grandes como para permitir que eso explosionara y se convirtiera en problemas mayores, así que repitiéndose que se debe amar al prójimo por lo que son y no por lo que esperas que sean; ella bajaba su escudo, cabizbaja caminaba hasta él y lo abrazaba porque muchas veces era la única forma de detener sus altercados.

Se resquebrajaba y meditaba. Algo debía de estar mal y estaba dispuesta a encontrar la solución. Ella quería ser esa que hiciera la diferencia y se quedara a su lado a pesar de su orgullo y los problemas. Quería luchar por él y por lo que habían construido juntos.

Callar, hablar, dialogar, reclamar, gritar, llorar. Nunca nada servía. Empezaba a sentir que todo se venía abajo.

¿Había llegado el fin de este universo que se había creado con un beso?

Seguían sin darse por vencidos; pero no perder tampoco los hacía ganar. Quisieron abandonar muchísimas veces pero volvían a besarse y las estrellas del cielo comenzaban a brillar nuevamente. Despacio, una tras otra.

14 de Febrero del 2013.

Un día lleno de fuertes emociones. Su mundo se estaba acabando y ellos apenas comenzaban a notarlo.

Tal vez hicieron falta más besos o más miradas. Más palabras o más suspiros. Ella sabía que el día empeoraría con en paso de las horas, él desconocía la razón de su inquietud y su molestia. Lo que realmente no lo hacía tan diferente a los pasados días en los que discutían. Él parecía nunca saber nada y ella siempre quería saberlo todo.

Esta vez su escenario fue una plaza en la que ella se sintió derrotada y decidió cerrar el libreto. Las palabras que salieron de su boca estuvieron encerradas durante mucho tiempo en lo profundo de su alma y aunque necesitó armarse de valor y dignidad, logró decir hasta la última que le quedaba. Sentía que había dado todo, estaba vacía y no sabía qué otra cosa podía seguir haciendo para sobrellevar esta lucha. Se había cansado de llevar consigo su bandera blanca y pedir tregua. Sabía que esa guerra jamás acabaría si era únicamente ella la que luchaba.

Ella seguía luchando con el corazón a flor de piel, pero él decidió abandonarla, dejarla allí de pie frente al mundo con sus ojos llenos de lágrimas. Ella esperó creyendo que él volvería, con fé de que su amor era lo suficientemente grande como para arrepentirse y volver corriendo a ella diciéndole que aún no quería dejar de luchar. Pero fue en vano, él nunca llegó y así es como tuvo que observar el principio del fin de una historia que tanto le había costado escribir.

A partir de ese día todo cambió. Ya no se hablaban a diario, a decir verdad, ya no se hablaban. Ella visitaba las librerías sola y sus viajes en tren se habían vuelto largos y tediosos.

9 de Marzo del 2013.

Un mensaje: "Te extraño". Ella pudo sentir cómo su corazón se detenía y volvía a latir fuertemente. Era casi un milagro que su orgullo le hubiese permitido teclear cada letra de esa corta oración. Simple pero valiosa.

¡Cuánta confusión!

10 de Marzo del 2013.

Él: "Te quiero". Ella sólo podía pensar en aquel día y en lo mucho que le dolió la soledad que la había invadido desde entonces. Claro que también lo extrañaba y seguía queriéndolo tanto como siempre, pero sentía miedo. No quería volver a la rutina que la había estado consumiendo, a las peleas constantes, a las lágrimas saladas. No sabía si quería que todo volviera a ser como antes. No sabía si quería seguir queriéndolo como lo hacía.

A casi un mes desde la última vez que se vieron, se reencontraron. Él confesó haberla extrañado y haber entendido que ella era justo lo que quería y necesitaba en su vida. Ella seguía confundida, nerviosa y llena de miedos. Tal vez ya su tiempo juntos había terminado, tal vez su relación nunca mejoraría, tal vez lo mejor era rendirse y seguir cada uno sus caminos, pero él la besó y de nuevo su cielo se llenó de estrellas, y ella se hizo débil. Lo quería demasiado para dejarlo ir.

Habían vuelto a estar juntos y con ellos las librerías y los viajes en tren. Parecían estar bien, parecían quererse igual que siempre pero de a poco volvía la rutina y las discusiones. Habían vuelto al campo de batalla.

Ella lo miraba a los ojos y se sentía sola, vacía. Jamás había dejado de mirar al mismo que la dejó sola en aquella plaza. Cansada de sentirse así decide nuevamente dejarlo todo y rendirse. Por lo que acordaron poner punto y final.

En ese tren, aquel reflejo de su mirada la hizo quebrarse. Se arrancó la dignidad y lo abrazó. Su vulnerabilidad la hacía invisible y sus lágrimas no dejaban de caer. No importaba cuántas personas estuvieran presentes, para ella eran sólo ellos dos.

De nuevo no pudieron alejarse, ella seguía haciéndole treguas al amor.

Una mentira, un descaro. Fue la gota que rebasó el vaso. Se cansó de luchar sola pero sigue llorando cada noche esperando más de él. Sintiéndose exactamente igual que aquel 14 de Febrero. Sola y vacía. Ahora no para de preguntarse si aquellas palabras: "Eres lo único que quiero y necesito en mi vida", eran reales y si realmente alguna vez fue amada.

Después de ocho meses sigue queriéndolo con la misma fuerza, destrozándose por dentro, tratando de mantener encendida esa única estrella que aún brilla en su cielo.

lunes, 25 de marzo de 2013

Hazme

Ven y hazme poesía, hazme musa, hazme verso y melodía.
Ven y hazme canción, hazme noche.
Hazme suspiro, hazme silencio.
Ven y hazme momento. Hazme locura.
Ven y hazme el amor.
Hazme tu eternidad.
Hazme llanto y sonrisa.
Hazme cordura y calma.
Hazme ocaso y penumbra.
Hazme café y cigarrillos.
Hazme rutina y aventura.
Hazme tuya. Hazme tu vida.

jueves, 3 de enero de 2013

Quiéreme así

Quiéreme así, con mis desdichas.
Quiéreme así, con mi temperamento.
Quiéreme así, con mi impaciencia.
Quiéreme así, con mis impulsos.
Quiéreme así, en mis momentos de desaires.
Quiéreme así, con mi pasado errado y mi futuro incierto.
Quiéreme así, con mis malcriadeces.
Quiéreme así, con mis tonterías.
Quiéreme así, con mis ataques de risa.
Quiéreme así, con mis abrazos cortos y mis cariños ausentes.
Quiéreme así, con mis silencios que gritan.
Quiéreme así, con mis miradas perdidas.
Quiéreme así, con mis noches de llanto.
Quiéreme así, con mis inquietudes.
Quiéreme así, con mis millones de dudas.
Quiéreme así, con todos mis miedos.
Quiéreme así, con mis besos pequeños.
Quiéreme así, con mi falta de orgullo.
Quiéreme así, con mis errores.
Quiéreme así, con mis defectos.
Pero por sobre todo, quiéreme así porque muy bien sabes que cuando quiero lo hago con el alma y con cada célula de mi cuerpo, porque construyo estrellas con el brillo de mis ojos, porque me aferro a mis sueños y lucho por ellos, porque me dedico a fabricar sonrisas y porque a veces necesito de una mano cálida que me dé el valor de llegar hasta donde nunca he llegado.
Quiéreme así, porque así te quiero.