domingo, 28 de abril de 2013

Viajes a la luna

Dejé de viajar a la luna cuando tu recuerdo se llenó de olvido.
Ahora el viento me pregunta por tus besos.
¿Pero qué debo decirle?
A veces creo que es mejor mentirle y no decirle que te has ido.
Otras tantas me gana la fragilidad y me quiebro.
Y confieso que un día empezaste a caminar en un sentido opuesto
y desde entonces no has parado.
No has volteado a ver atrás, yo no he dejado de mirarte.
La luna me mira desconsolada, ¿pero qué puede hacer?
Nada me ilumina tanto como lo hacía tu querer.
Acabo por hundirme entre sollozos y unos tantos suspiros.
Preguntas y dudas que me ahogan y alguno que otro buen recuerdo que me salva.
En segundos me vuelvo vulnerable y de nuevo me embriago en tu aroma.
Tu rostro parece retratarse en cada cara que veo en la calle.
Tal vez porque muero de ganas de encontrarte.
Asumo que no volverás y yo enloquezco entre mi impaciencia.
Tal vez la luna deje de esperarme y quizás yo deje de soñarte,
pero mi corazón, lleno de tinta,
seguirá con ganas de quererte con cada una de sus letras.

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