martes, 10 de julio de 2012

El silencio es sólo otra palabra para mi dolor

Vivir de preguntas que jamás han tenido respuestas, de dudas que parecen no tener solución y de inmensos vacíos que son imposibles de llenar. Momentos que llevas contigo para intentar convencerte de que la vida puede ser mejor, recuerdos que te imploran que hagas algo a su favor. 
Cuando has estado toda tu vida viviendo por los demás, sencillamente olvidas lo que es vivir. Arrastras la vida porque crees que eso es lo correcto, porque no te queda otra forma de llenar tus días. Las escasas sonrisas multiplican las lágrimas, dejándote más tiempo para llorar que para sonreír. Los días son iguales, los meses son rutina, los años son tortura.
El dolor se hace más fuerte, las heridas más profundas, las palabras no son suficientes, mientras que los pensamientos abundan, pero todo se hace efímero.
Cada día parece ser más lento y a escondidas tu vida se desgasta en vano.
Te cansas de estar en todo momento para los demás, te cansas de escuchar y de sólo hablar para ayudar, mientras que por las noches te atormenta la idea de que tus propios problemas te ahogan, pero tú callas, finges y sigues adelante, sacando fuerzas de donde no las hay para seguir arrastrándolos contigo. Cargas tu cruz y la de los demás pero nunca nadie se ha ofrecido, aunque sea, a sostener la tuya. Es cuando comienzas a hartarte y consideras simplemente soltar todo y dejarlo ir. Abandonar a las personas, abandonarte a ti, abandonar la vida. Pero entiendes que te encuentras en el fondo y que más bajo no puedes caer. Si de alguna forma quieres salvarte, lo único que queda es subir. Te das cuenta de que has gastado tus fuerzas por otras personas que ahora se encuentran por encima de ti, personas que si quiera pensarían en mirar hacia abajo para ofrecerte una mano.
¿Cuántas veces guardaste silencio y tragaste grueso para no gritar? ¿Cuántas lágrimas derramaste en la oscuridad? ¿Cuántas noches pasaste en vela pensando en tus problemas mientras todos dormían? ¿Cuánto hiciste por alguien que jamás agradeció? ¿Y cuánto tiempo más dejarás que el mundo te pase por encima, te pise y tu simplemente sigas mordiéndote la lengua, respirando fuerte y sacudiendo el sucio de tus rodillas con tus manos mientras intentas ponerte de pie nuevamente para seguir adelante con un paso lento? ¿Cuántas sonrisas más seguirás fingiendo?
Sabes que no tienes una vida; llevas una monotonía pegada a tus días.

Estar vivo no es tener una vida, tener una vida no es vivir y vivir no es estar vivo.

       Silence_by_frankielovesmcr-d4r2fv2_large

No hay comentarios:

Publicar un comentario