
Todos los secretos que una vez confié en ti y que juraste guardar bajo miles de llaves, fueron los primeros que sacaste a la luz, a mis espaldas. La misma persona a la que me acompañabas a criticar durante nuestras conversaciones nocturnas, fue a la misma que recurriste para llevar acabo tu traición. Le diste motivos para ponerse en mi contra, pusiste en sus manos y en las de otros, herramientas para dañar mi reputación. (Como si esta ya no estuviese bastante estropeada)
¿Cómo fue que pudiste parecer una persona tan genuina y tan entregada, y en cuestión de segundos ser todo lo contrario?
¿Cómo pretendes que crea que en algún momento recibí de ti una amistad verdadera cuando demostraste tanta hipocresía sobre tus actos?
No me pidas que olvide esto, que actúe como que si nada de esto hubiese pasado o mucho peor que finja que esto no me importó, porque para mí fuiste la gota que rebasó el vaso. Tampoco me pidas que recuerde las cosas agradables que alguna vez viví contigo porque desde el día en el que me traicionaste, todo lo que tiene que ver contigo se torna falso y sin valor.
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